Por: Martrin Gutierrez.
Hoy la infamia se apodero de la sede olímpica venezolana, después de una serie de acciones probadas y publicas de intervención del Estado, amenazas públicas y privadas, medidas judiciales, presiones económicas, además de un significativo numero de violaciones a los estatutos y normativas electorales, violación de tiempos y naturaleza en la composición de las planchas, en fin …”todo mal”… como dirían mis amigos argentinos.
La cumbre del acto como si de un culto se tratara el canto en ofrenda a la vicepresidenta de la república Delcy Rodríguez, quien hoy recibe el Comité Olímpico Venezolano COV como regalo de cumpleaños, la misma Delcy quien días atrás llamo a todos los federativos a la sede del gobierno nacional y los amenazó con prisión bajo el cargo de traición a la patria, cargo que a este gobierno le gusta usar mucho por lo ambiguo de su aplicación, si estos no firmaban una carta a todas luces ilegal.

Con un aplancha encabezada por una excelente atleta venezolana como lo es María Soto (se debe reconocer), no deja de ser infame el hecho de tomar casa olímpica para el Estado y haberse prestado para jugar el juego de una serie de acciones ilegales e intervencionistas que finalmente toman el COV y ponen al país ente una probable desafiliación ante el COI, es posible que esto finalmente no suceda, pero también es posible que sí.
Entre nosotros los atletas siempre se ve con mucha incomodidad el hecho de ofrendarle nuestras medallas y logros deportivos a políticos sean del partido que sea, eso nunca lo hemos visto con buenos ojos dentro esos códigos de comportamiento entre atletas que no están escritos, lo admirable, lo saludable y lo bien visto siempre es colocarle la medalla en el cuello a nuestros padres y nuestros hijos, pero no a los políticos; aquí además está el hecho comparable a ganar una competición con trampas, con amaño de árbitros, con dopaje, con violación de normas, tu como atleta en el fondo de tu corazón sabes que no lo mereces y para ti y para tu familia es una victoria sin honor, donde fueron amañadas todas las instancias de la competición al punto de que cobraste un penal sin portero o disparaste a un blanco más cerca y más grande, o peleaste contra un adversario maniatado, al final ni siquiera enfrentaste otra plancha, María no son victorias verdaderas, no son victorias apreciables e incluso en unos pocos casos no son victorias duraderas.
Por ahora y hasta el minuto de la redacción de esta pequeña nota, queda una probabilidad muy pequeña de que algo pase, de ser así bienvenida sea la llegada de la justicia, y de no ser así , solo nos queda seguir insistiendo desde el espacio que sea aunque parezca insignificante, lo único que no puede pasar es que nos rindamos ante tanta adversidad, siempre he jugado el partido difícil y muchas veces he perdido, pero con la perseverancia solo aumentara mi nivel y voluntad competitiva y estoy seguro que un día llegara una victoria aplastante sobre la injusticia y la infamia.
Por: Martrin Gutierrez.