Historia del “hombre nuevo” en el deporte: así se come la revolución bonita a sus hijos

Por: Martrin Gutiérrez

Muchas cosas debería estar explicando el Ministro de Juventud y Deporte Pedro Infante y es que en este caso fue secuestrado un atleta de alta competencia por el agente de seguridad de una de la instalación deportiva venezolana. Se trata del ciclista Julio Valero, quien fue secuestrado entre otros por Luis Ibana, personal de seguridad del Parque Naciones Unidas, persona que fue contratada por el mismo ministro quien tal vez pudiese escudarse alegando que no sabía quien era el joven Luis Ibana o diciendo que todo fue una sorpresa: pues NO. Les comento que el ministro sí sabía de Luis y no solo sabia sino que compartieron en sus comunidades de origen y además sabía qué hace días atrás había salido de un centro penitenciario por una medida de esas que otorga la ministra, con poderes jurídicos plenos y según ella jefa del ejército que derrotada al imperio yanqui llegado el momento Iris Varela, entonces debería la Comisión Nacional de Atletas, el COV, las federaciones deportivas y en general la gente del deporte, por lo menos hacer preguntas y pedir explicaciones por la seguridad de tantos atletas jóvenes e incluso niños, que de manera confiada asisten a entrenamientos, si es el mismo ministro quien contrata a personas que no son idóneas para encargarse de la seguridad de las instalaciones y de los atletas, deberíamos hacer preguntas sobre las conexiones con bandas criminales, deberíamos al menos revisar los antecedentes de cada uno de los miembros encargado de esta seguridad y tal vez se sorprendan al confirmar muchas de las cosas que desde hace años denunciamos.

Existen muchas formas de ayudar a un amigo que cayó en desgracia, existen muchas formas de ayudar a un amigo alcohólico y no es precisamente dándole más al alcohol, es muy irresponsable contratar para garantizar la seguridad de los atletas a personas que han estado en conflicto con la seguridad y con la ley.

Para aclararles un poco el panorama y sus matices, porque esto tiene muchos matices. La población venezolana privada de libertad hoy supera las 80.000 personas entre establecimientos penitenciarios y las comisarias policiales, de las cuales hablaremos en otro momento, más del 75% de esta población tiene entre 20 y 35 años, y en nuestro país el desgobierno ha administrado las políticas penitenciarias con cada vez más improvisación. Hace ya algunos años exactamente desde el 2016, se aplica en Venezuela una figura que lleva por nombre régimen de confianza tutelado, que en teoría es una medida a través de la cual a algunos privados de libertad que cumplen con ciertas características, estos en realidad son los que le parezca a la ministra Iris Varela, se les concede ir a una unidad productiva del Estado, pero como en este gobierno nada sirve, ya sabrán ustedes que estas unidades no existen o están en pésimas condiciones y entonces bingo, los ponen en un estado de libertad plena.

Este año ya lleva más de cuatro mil privados de libertad, a quienes se les ha otorgado este beneficio, pero ¿qué sabemos del seguimiento que se les da a estos casos y qué sabemos de las condiciones que se les generan para garantizar un correcto proceso de reinserción social? La respuesta es nada, no sabemos nada porque no se hace nada, porque prácticamente los abandonan en la calle y muy poco conocemos sobre sus historias, historias que van marcando la generalidad del hombre nuevo, el hombre que ha parido la revolución. Aquí una de esas historias: Leí la triste noticia que llamó la atención de los guaireños y los caraqueños el pasado 2 de agosto, debido a que el titular de la mayoría de los medios de comunicación era impactante.

“Acribillados seis delincuentes en rescate de un ciclista secuestrado”, fue la frase que atormentaba mi cabeza y estoy seguro que la de todos mis colegas. Nos hemos sentido un poco tristes en el mundo deportivo porque conocemos un poco la realidad. Muchos habrán celebrado esa masacre, como las que acostumbra a hacer el FAES, pero en este caso fueron funcionarios de un nuevo cuerpo de la Policía Nacional Bolivariana nombrado Dirección de Investigaciones Penales (DIP), que por cierto los rumores que se corren es que vienen para reemplazar al CICPC, pero bueno, en fin. Pareciera correcta la mórbida acción de celebrar la muerte de este grupo de secuestradores debido a que ejecutaron la innoble acción de secuestrar a un ser humano, pero hasta ellos tienen derechos, la particularidad en este caso es que se ha deteriorado tanto el tejido social venezolano como consecuencia de la banda delincuencial que gobierna Venezuela, que hemos perdido sensibilidad ante las atrocidades que nos ocurren, y es que ese tan bien vendido producto de la revolución el hombre nuevo, es ese hombre que hoy mata por hambre.

Hoy traigo a acotación este caso porque de particular forma le tocó al deporte, así como vemos a ese hombre nuevo matando a su madre y enterrándola en el patio de su casa para quedarse con la residencia. También vemos a ese hombre nuevo en el deporte secuestrando a otro hombre de deporte. Y es así: el caso del atleta de alta competencia de ciclismo Julio José Valera Suárez secuestrado por un joven que también les marcó la vida a muchos con su trayectoria deportiva: Luis Ibana, una de las seis víctimas de la masacre policial, se dice así porque según testigos de la zona, esas seis personas se habían rendido cuando fueron interceptados, pero el DIP decidió ejecutarlos. Resulta que Ibana en vida fue víctima de las malas políticas del Estado hacia los jóvenes de este país, y en este caso en el sector deporte.

Luis por circunstancias de la vida involucrado en la práctica delictiva (practicas, que no pretendemos justificar) era en esencia una persona talentosa que desde niño fue un gran deportista y posteriormente un gran dirigente deportivo, quien lo conoció en su entorno sabe de lo que hablamos. Pero aquí la realidad es que ni el plan chamba, ni el plan barrio adentro, ni el plan vuelvan caras, ni el plan de masificación deportiva, ni cualquiera de los mil planes desestructurados y fracasados de atención que aplica este inepto gobierno comunista, evitó que Luis tomara el camino delictivo por lo que estuvo privado de libertad por algunos años, probablemente por inmadurez de su edad, por buscar la forma fácil de cubrir sus necesidades o simplemente por mala persona no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que era el entrenador ejemplar en su barriada, era ese líder deportivo que organizó incontables competencias deportivas y generaba a muchos niños y jóvenes un espacio de oportunidad de hacer actividades en un ambiente sano, promoviendo valores y sin registrarse nunca de su parte algún tipo de abuso o irrespeto hacia esa población de niños y jóvenes. Puede sonar contradictorio, pero mientras estuvo privado de libertad, se encargaba de promover la actividad deportiva en esos centros que tanto necesitan actividades que de alguna forma casi efímera   contribuya a la rehabilitación, porque en realidad los centros de reclusión son las universidades perfectas de la delincuencia, centros donde entran por estafa y salen secuestradores y asesinos seriales. Esto la ministra Iris Valera lo sabe muy bien, lo del joven Luis y lo de la decadencia de las cárceles en Venezuela.

Ya Iris conocía muy bien ese caso, el joven salió de libertad por beneficio que le otorgó la misma. Teniendo una segunda oportunidad en la vida, después de salir de la cárcel, el compañero Luis tocó puertas de la sociedad para dedicarse a hacer lo que más le gustaba y apasionaba trabajar con el deporte. Cabe destacar que el amigo Luis era especialista en fútbol de salón y fútbol sala. Llegó así a las puertas del Ministerio de Juventud y Deporte porque conocía al ciudadano Pedro Infante, coincidieron muchas veces por la cercanía de los barrios donde crecieron. Al llegar a dicho ministerio, Infante lo mandó a contratar. El joven muy entusiasmado creía que, ya siendo parte de la burocracia del Estado, iba a poder concretar grandes proyectos que le permitirían desarrollar el fútbol sala en su barriada. Al percatarse de la burocracia que impera en el Ministerio de Juventud y Deporte, al percatarse que no hay apoyo verdadero y serio a las solicitudes, al verse metido en el monstruo y entender que no podía conseguir el apoyo necesario para desarrollar sus proyectos, el joven Luis se lleva una nueva desilusión y decide quedarse empleado en dicho ministerio, pero como personal de seguridad y de vigilancia, a pesar de que Luis tenía formación técnica en el área deportiva, así de ignorante es el Estado comunista que le da armas como parte de la rehabilitación a quien con las armas a cometido delitos.

Señores, lo que busco con esta columna es hacerle entender que, así como Luis, se pierden muchos talentos en este país por la falta de atención hacia la juventud, porque esos dirigentes ministros y directores de la revolución prefieren poner a sus amiguitos y familiares para concretar sus fechorías y corruptelas, en vez de usar el mérito como método para escoger los mejores para que las políticas públicas funcionen.

Tras su decepción por no recibir apoyo, Luis se conformó con vivir asalariado ocupando el puesto de seguridad en el Parque Naciones Unidas, aun cuando en Venezuela eso signifique pasar hambre. Su ganancia mensual no sobrepasaba los ocho dólares al cambio, y hago la conversión porque el señor Nicolás Maduro dolarizó los precios de los rubros, entonces el salario hay que convertirlo en dólares. Luis podía alcanzar los ocho dólares por hacer guardias nocturnas, pero el verdadero sueldo en Venezuela no alcanza a los cinco dólares mensuales.

El amigo Luis, quien falleció ultimado, fue víctima al igual que miles de jóvenes de la llamada revolución socialista quien no aprovecha el talento de su gente, sino que más bien los destruye y decepciona. No solo Luis, miles de personas hoy día viven esta triste realidad gracias al gobierno revolucionario. No hay dinero para vestir, para la salud, para la educación, ni mucho menos para la recreación, lo poco que se percibe es para la comida. Una supervivencia constante.

Los deportistas prefieren vender café, trabajar asalariados o simplemente obtener el dinero fácil como Luis, quien se dejó llevar por un pasado que lo perseguía y lleno de desilusión de la revolución socialista, decidió lanzarse esta aventura que lo llevaría a perder la vida. No justificamos a Luis, pero sí queremos hacer saber que su Estado le dio la espalda cuando pudo ser una persona positiva en el deporte venezolano. La revolución socialista le negó la oportunidad y así como a él a muchos jóvenes en Venezuela.

One comment

  1. Asi es este desgobierno inepto , corrupto que falla en todas las areas donde esta metido , muy bien expuesto por Martrin , conocedor del tema deportivo y penitenciario en Venezuela .

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