Por: Martrin Gutierrez.
Finalmente el Comité olímpico Internacional (COI), tomo cartas en el asunto de la intervención del Estado sobre la autonomía de los CONs , lamentablemente no fue así en el caso venezolano ya que el Estado finalmente tomo el COV, y cuando se analiza a profundidad las acciones intervencionistas del caso venezolano con respecto al caso guatemalteco las diferencias son abismales las acciones que rodean el caso venezolano son mucho más graves y abiertamente interventoras, pasando por la toma violenta por un grupo de antisociales de la casa olímpica (denunciada con pruebas y videos), además de antecedentes intervencionistas de magnitudes inverosímiles como la privación de la libertad de federativos para que la revolución tomara ciertas federaciones, inclusive una de esas acciones termino con la vida de un federativo en ejercicio en manos del Estado; en fin no entraremos en esos detalles, de los cuales ya se habló mucho y hasta se publicaron e hicieron llegar pruebas a todos los niveles, por ahora analicemos los hechos presentes.
¿Que implica de primera mano esta suspensión? y ¿vale la pena el costo?
De entrada y como primer punto se elimina la participación de los atletas guatemaltecos bajo la bandera de su país, la pregunta es: ¿valdrá la pena que por un grupo de politiqueros ansiosos de poder, ansiosos de manejar los dineros del COI y ansiosos de poseer la influencia que implica ser presidente de un CONs, pero solo para utilizarla haciendo politiquería, valdrá la pena que se suspendan a cientos de jóvenes atletas de portar su bandera en representación de su cultura, sus raíces y su nación?, ¿serán estos politiqueros de oficio los dueños de las banderas nacionales? Porque a todas luces es un juego perfecto para los Estados interventores, que dicen: …”si no me das el COI entonces te lo quito y los atletas no competirán con su bandera” … ¿valdrá la pena que este (en la mayoría de los casos) grupito minúsculo de ambiciosos politiqueros quite la estrella de un país del cielo olímpico? A ellos no les importa, después que hacen el daño al deporte solo voltearan y apuntan en otra dirección, hacia otro sector social y los atletas se quedan afectados.
Al respecto, nuestra humilde opinión cuando denunciamos el caso venezolano: pedimos que por favor la solución NO fuese darle una patada a la mesa y sacar a Venezuela de las competiciones, planteamos con mucha humildad que se buscara una solución innovadora e inteligente, que no afectara a los atletas, porque los tiempos han cambiado el mal también evoluciona, y son necesarios nuevos modos de enfrentarlo.
Nuestro planteamiento se centró en: albergar los CONs como entes internacionales en territorios que de alguna forma representen salvaguarda y seguridad para el derecho internacional y tal ves era posible considerar la posibilidad de que las sedes de los CONs funcionaran como agregó diplomáticos en las embajadas o sedes de organizaciones internacionales en los países, incluso un primer paso podría ser migrar las operaciones a un país vecino amigo y culturalmente semejante, pero definitivamente no podemos dejarla en territorios vulnerables para la manipulación de las leyes, porque el mal ha evolucionado tanto que modifican las leyes de forma tal que a pesar de los CONs y las federaciones internacionales tener sus formas para escoger sus estructuras y reconocer sus representaciones, estos Estados interventores legislan de forma tal que las representaciones de los deportes y de los CONs sean impuestas por el partido político de turno, volteen hacia el caso venezolano, que vive ahora paralelismo federativo (creación de federaciones paralelas) a muchos deportes en donde la mayoría de sus representaciones están plagades de funcionarios del Estado en muchos casos desconocedores de la naturaleza del deporte, o volteen la cara hacia el nuevo COV en donde más de la mitad de la directiva impuesta son funcionarios o activistas del gobierno y del partido político de turno.
No somos quienes para decirle que hacer al COI, pero somo atletas activos y en retiro que le pedimos al COI que valore un cambio en las estrategias que buscan conservar la autonomía del movimiento olímpico internacional.
Por: Martrin Gutierrez.